domingo, 24 de abril de 2022

Déficits sensoriales en el autismo

La presencia de alteraciones de sensibilidad no forma parte de los criterios de diagnóstico de los TEA, pero numerosos padres indican en las consultas problemas de hipersensibilidad o hiposensibilidad en sus hijos con autismo.

Ante un posible caso, lo primero es empezar siempre por un análisis de funcionamiento sensorial, estar seguros de que ese sentido funciona correctamente, que no existe un problema orgánico subyacente. En algunos casos, la familia puede pensar que el niño no oye bien, pues no responde cuando se le llama, pero cuando suena la música favorita u oye algo en la cocina que puede significar una buena noticia, va corriendo desde el otro extremo de la casa. En algunos casos, el niño puede demostrar una hipersensibilidad y reaccionar bruscamente a un sonido inesperado como una hipersensibilidad auditiva podía estar ligada a una función anómala de las células ciliadas del oído interno pero esa opción se ha desechado y se piensa más que puede tener que ver con una disfunción temprana de la cóclea, con anomalías en la vía auditiva o con un funcionamiento alterado de la corteza auditiva primaria.

Con respecto al tacto, existe un grado muy amplio de comportamientos anómalos. Existen niños que no les gusta ser abrazados o tocados lo que no quiere decir que no quieran sentirse queridos. Otros muestran rechazo algunas superficies, texturas, tipos de tejido o de calzado. En algunos casos, las diferencias son: algunas molestias de las que puede quejarse cualquier niño, como las etiquetas de la ropa, parecen afectar de una forma mucho más intensa a los niños con TEA. Por el contrario, hay niños que buscan un contacto intenso, frecuentemente de objetos inanimados. Les puede gustar o calmar meterse en una bañera rodeados de cojines o pueden tener un escondite favorito como un espacio angosto dentro de un mueble, entre un mueble y una pared o entre un mueble y el suelo donde se sienten protegidos y tranquilos. Temple Grandin, científica con autismo, diseñó una máquina que <<abrazaba>> a los animales para obtener un efecto tranquilizador similar al que ella experimentaba y buscaba.

A otros niños con TEA les gusta experimentar de una forma exagerada con la estimulación vestibular, la que controla el equilibrio, disfrutando de juegos como los columpios, girar desenfrenadamente o botar. Puede tener que ver con los característicos balanceos de algunos niños con autismo, un tipo de movimientos que les da placer o les calma.

En el caso de la vista, se han visto algunos comportamientos peculiares como observar un juguete desde muy cerca o ver una panorámica de una habitación por el rabillo del ojo, sin girar la cabeza. Sería una forma de usar la vista que a nosotros nos produciera molestias o dolores de cabeza pero que a esos niños parece que les agrada.

Con respecto la hiposensibilidad, hay publicaciones que muestran una sensibilidad reducida a los estímulos dolorosos o, lo que es lo mismo, un umbral alto para el dolor, lo que puede estar relacionado además con el riesgo de lesiones y autolesiones. Al no sufrir tanto dolor, esas personas con TEA son más proclives a causarse heridas e incluso fracturas.

Las vías sensoriales están ampliamente conectadas con las vías motoras. También se han visto problemas motores en personas con TEA. Los hitos que deben alcanzarse en el progreso motor durante la infancia están retrasados en más de un 33% de los casos. Anomalías en la forma de andar tales como caminar de puntillas y problemas en el equilibrio y la coordinación también se han encontrado, así como alteraciones importantes en la postura en las personas con TEA.

En resumen, las interacciones entre autismo y sistemas sensoriales son muy intensas y solo estamos en los comienzos de entender la gran variedad de situaciones que se producen en las personas con TEA.


José-Ramón Alonso Peña, & Irene Alonso Esquisábel. (2014). Investigaciones recientes sobre el autismo. Psylicom Ediciones.


jueves, 7 de abril de 2022

Qué no es el autismo: algunos mitos o creencias falsas

Existen muchos mitos y creencias falsas sobre el autismo que han provocado y siguen provocando sufrimiento, incomprensión, un trato injusto y la ausencia de los apoyos necesarios en el espectro y sus familias.

Algunos de los mitos o creencias erróneas más habituales son:

- FALSO: <<Son personas que están enfermas>>

El autismo no es una enfermedad ni algo que se contraiga, se contagie y por ende se cure. Es más bien una manera diferente de ser humano, de estar en el mundo.

- FALSO: <<Está causado por las madres y padres o por una mala educación>>.

Pese a lo mucho que se ha avanzado en el conocimiento científico del autismo, aún podemos encontrar resquicios de mitos que, especialmente entre los años cuarenta y sesenta, causaron mucho sufrimiento a las personas en el espectro y a sus familias, especialmente a las madres, del desarrollo diferente de sus hijos, afirmando que era una consecuencia de modo en que los educaban y se relacionaban con ellos ("mito de la madre frigorífico", "mito de la inteligencia secreta"). En la actualidad, ninguna persona con un conocimiento sólido y científico sobre el autismo podría sostener este tipo de ideas.

- FALSO: <<Las personas en el espectro del autismo son genios>>

Algunas personas en el espectro llegan a desarrollar un talento o una habilidad extraordinaria en áreas como el dibujo, la música, el cálculo mental, o una memoria excepcional para almacenar datos. A este tipo de habilidades avanzadas se las ha denominado "islotes de capacidad" y a las personas que las poseen "savants". La admiración que provocan estos talentos (muchas veces sobrerrepresentados en películas y series de televisión) pueden crear expectativas poco realistas sobre las personas en el espectro (ya que esta realidad afecta tan solo a un porcentaje en torno al 10-15%) y causar frustración a la propia persona (que se ve incapaz de responder a las expectativas creadas sobre ella) y a su familia.

- FALSO: <<Las personas en el espectro del autismo tienen todas discapacidad intelectual>>

Por el contrario, podemos encontrarnos también con la creencia equivocada de que tosa las personas en el espectro presentan un funcionamiento intelectual inferior a la media. Los que mantienen esa falsa creencia se sorprenden entonces cuando descubren que algunas presentan un lenguaje exquisitamente elaborado, poseen estudios superiores, pueden alcanzar notables éxitos en determinadas áreas de conocimiento, ocupar puestos de trabajo, y/o formar una familia.

- FALSO: <<Todas las personas en el espectro del autismo deberían ir a escuelas especializadas>>

Dada la gran heterogeneidad de personas que se incluyen en el espectro, es natural pensar que no haya un único programa ni lugar ideal para todas y cada una de ellas. Pero si bien hay personas con necesidades de apoyo muy intensas que necesitarán atención y entornos especializados, estos espacios podrían encontrarse dentro de las escuelas ordinarias, que es el entorno natural por excelencia. La idoniedad del emplazamiento no dependería tanto de las habilidades y capacidades de la persona en el espectro como de la formación, valores, actitudes, habilidades, flexibilidad y recursos con los que cuente la escuela y sus profesionales para dar respuesta a las necesidades de este alumnado. En cualquier caso, el objetivo deberá ser siempre avanzar "en" y "hacia" entornos menos restrictivos, y más ordinarios e inclusivos.

- FALSO: <<Siempre se aísla voluntariamente, está más feliz solo, a su aire>>

Las personas en todo el espectro del autismo realizan un continuo esfuerzo por comprender el mundo, adaptarse y ser aceptadas y por ello no es raro que puedan necesitar y buscar oportunidades para descansar en soledad y disminuir los altos niveles de estrés producidos por el complejo, caótico e imprevisible día a día.

No obstante, y quizá salvo algunos niños y niñas muy pequeños mientras aún no han descubierto lo que podemos aportarle los demás, las personas en el espectro desean relacionarse, tener amigos, alguien con quien salir, compartir gustos e intereses y sentirse parte integrante de un grupo (sentido de pertenencia). Sin embargo, no siempre cuentan con las habilidades suficientes y entornos sin barreras y amigables que les permitan hacerlo, por lo que muchas fracasan en sus intentos y, desanimadas y exhautas, pueden acabar retrayéndose y refugiándose en una soledad no elegida: soledad que, con frecuencia, puede desembocar en estados de ansiedad y depresión, especialmente en personas en el espectro con mayor funcionamiento intelectual, más conscientes de su diferencia y del rechazo social que pudieran sufrir.

- FALSO: <<Las personas en el espectro del autismo no tienen emociones, ni sienten ni padecen>>   

Por supuesto que tienen emociones, ríen y lloran, se entusiasman y decepcionan, frustran e ilusionan, y pueden sentir cariños arrolladores e intensas pasiones por personas, animales, objetos o aficiones. 

La sensación de algunos de que las personas en el espectro no tienen emociones pudiera provenir de que, en ocasiones, pueden expresarlas de manera singular, idiosincrásica o difícil de interpretar para los demás, podrían estar vinculadas a motivos diferentes a los habituales y compartirlas con menor frecuencia con los demás a través de miradas, gestos, lenguaje, etc.


BIBLIOGRAFÍA 

Horna, M. (2022). Niñas y niños en espectro del autismo. Compresión y estrategias prácticas de apoyo educativo. Madrid: Editorial CCSS







domingo, 3 de abril de 2022

Señales de alarma en el autismo


Normalmente, los primeros en notar comportamientos extraños en los niños afectados son los padres. Aunque es raro que se diagnostique un autismo antes de que el pequeño cumpla los dos años de edad, muchos progenitores empiezan a sospechar que algo no va bien a partir del primer año (la media en la cual los padres notan "algo" se ha estimado en 1,7 años). 

Identificar a un niño con TEA lo más pronto posible es importante porque el diagnóstico abre las puertas a una mejor atención sociosanitaria y porque los tratamientos tempranos son beneficiosos para el niño y, por extensión, para su familia.

No todos los niños son iguales, no todos adquieren las mismas habilidades al mismo tiempo pero si vemos anomalías en cómo un niño pequeño se relaciona con otras personas, la forma que tiene de prestar atención a las cosas, como interactúa con su ambiente, pueden ser señales de alerta. Un retraso en la adquisición del habla no significa por sí solo que ese niño tenga autismo o lo vaya a tener pero en combinación con otras peculiaridades puede indicar que este niño debe ser observado con cuidado.

A continuación presentamos una lista de señales de alerta de los síntomas que los niños de 12 a 24 meses en riesgo de tener un TEA pueden presentar. Es importante recordar que solamente un profesional con experiencia en los TEA puede diagnosticar correctamente si alguien tiene o no autismo y que todos los niños pueden presentar alguna de estos síntomas:

Los niños de 12 a 24 meses con riesgo de tener un TEA pueden que:

  • Hablen o balbuceen con un tono de voz muy raro.
  • Muestren una sensibilidad anómala a alguna entrada sensorial (luces, sonidos, texturas).
  • No suelten algún objeto aunque lleven con él mucho tiempo.
  • Hagan movimientos extraños con el cuerpo o las manos.
  • Jueguen con sus juguetes de una forma extraña.
  • No muestren entusiasmo por explorar cosas nuevas o parezcan poco activos.
  • Se enfaden en exceso o sean difíciles de calmar.
Los niños de 12 a 24 meses con riesgo de tener un TEA puede que NO:
  • Señalen cosas con el dedo o pidan de esta manera cosas que quieren.
  • Balbuceen o hablen con otra persona en un amago de conversación.
  • Intenten hacerse con la atención de otros.
  • Sonrían en respuesta a tu sonrisa.
  • Hagan un buen contacto visual.
  • Muestren objetos a otros.
  • Respondan cuando se dice su nombre.
  • Miren cuando intentas dirigir su atención hacia otros.
  • Les guste que les abracen o les mimen.
  • Digan sus primeras palabras entre los 12 y los 24 meses.
  • Usen gestos comunes y un lenguaje corporal claro.
  • Muestren que comparten una alegría o una diversión.
  • Muestren interés en otros niños.
  • Tengan una gran variedad de expresiones faciales.
Los primeros signos de autismo: 


Para leer más:
  • Detección temprana del autismo. Profesionales implicados: https://scielo.isciii.es/pdf/resp/v87n2/08_original4.pdf