“Cuando cambias tu forma de mirar las cosas, las cosas que miras cambian” Dr. Wayne Dyer
Cuando un niño presenta problemas de conducta persistentes, es un indicio de que su sistema nervioso se está ajustando y respondiendo automáticamente a estas diversas formas de estrés. Como seres humanos, empezamos basándonos en nuestros instintos de supervivencia biológica (esos procesos que nos ayudan a mantenernos vivos), y nuestra “psicología”, se construye según cómo nuestros cuidadores responden a nuestras percepciones biológicas del entorno. Comprender la conducta problemática es indispensable para poder prevenirla y afrontarla.
§ Cuando nos encontramos con un niño con conductas desafiantes, necesitamos saber: ¿Es descendente o ascendente la etiología de esta conducta?
o Determinar si un comportamiento es descendente (controlable, intencional o planificado) o ascendente (reflejo, automático o en respuesta al estrés), y qué implicaciones tiene esta respuesta en nuestras interacciones, herramientas y técnicas de intervención.
Los niños neurodiversos con diferencias sensoriales/motoras pueden tener pensamientos e ideas complejas que no pueden expresar o comportamientos que son incapaces de inhibir debido a la forma en que están configurados sus cerebros.
§ Muchos de nuestros métodos parten de la falsa premisa de que los niños pueden autorregular sus emociones y comportamientos cuando, en realidad, aún no tienen esa capacidad.
o Por ejemplo, una razón por la que los padres pueden sentirse tan frustrados por el comportamiento de su hijo/a es la <<brecha de expectativas>>. Muchos padres suponen que los niños son capaces (o deberían serlo) de hacer cosas para las que sus cerebros sencillamente aún no están preparados.
§ Comprender cómo desarrollan los niños sus habilidades de autocontrol nos ayuda a descubrir dónde centrar nuestros esfuerzos para ayudar a cada niño.
§ Situar los comportamientos del niño en el contexto de sus procesos sociales y emocionales ayudará a guiar nuestras decisiones sobre qué decir (o hacer) o no decir (y no hacer) cuando experimenta alteraciones conductuales.
§ En lugar de centrarnos en eliminar comportamientos, debemos proporcionar a los niños indicios de seguridad (personalizados según sus sistemas nerviosos) que permitan que surjan espontáneamente las conductas de conexión social.
o Primero debemos regular, para relacionarnos, y solo entonces podremos razonar con el niño.
o Conecta y redirige, la conexión interpersonal es la guía de todas nuestras interacciones. El primer paso para ayudar a los niños con problemas es construir una relación segura con ellos.
§ Antes de responder aun comportamiento, debemos entender su origen. “La conducta social y la capacidad de afrontar las dificultades dependen de la regulación neuronal del estado fisiológico” Dr Stephen Porges
§ Es primordial comprender cómo influyen la sensibilidad sensorial de cada niño y otras diferencias individuales en sus comportamientos observables, y utilizar esta comprensión para decidir cómo ayudarlo.
§ Debemos comprender cómo el cuerpo y el cerebro del niño usan los comportamientos para ayudarlo a manejar su entorno y su experiencia de estar en el mundo.
o Esto no significa que debamos tomar una actitud de dejar pasar los comportamientos. Por el contrario, debemos prestar más atención y tomar nota de las diferencias sin presuponer que los comportamientos de un niño se deben a alguna patología o trastorno, o que de alguna manera reflejan la decisión intencional del niño de ponérselo difícil.
§ Cuando abordamos los problemas conductuales en las personas neurodiversas, debemos ir más allá de la noción de que los comportamientos o rasgos son estables y “causados” por un trastorno. Es habitual escuchar: “Este comportamiento es común en los niños con Autismo o TDAH”. Aunque la intención pudiera ser tranquilizar a los padres, hay que tener en cuenta que hay demasiadas variaciones dentro del autismo y otras condiciones del desarrollo como para que estas generalizaciones sean útiles. También subestiman la individualidad del niño. Los niños tiene sus propias formas únicas de responder al mundo en función de sus diferencias individuales.
§ Interpretar las conductas de personas neurodiversas:
1. Comprende que el perfil sensorial y/o motor del niño puede afectar a su capacidad de mostrarte lo que está pensando y lo que puede hacer. No presupongas que los niños con diferencias motoras o de movimientos no saben la respuesta correcta, se están portando mal adrede o no cooperan porque no quieren. Al contrario, dale a cada niño el beneficio de la duda y presupón que entiende, pero que necesita los apoyos adecuados para mostrártelo.
2. Consulta lo antes posible con expertos para ayudar al niño a comunicarse. Los niños con dificultades de comunicación oral necesitan apoyo y ayuda para encontrar métodos de comunicación alternativos.
3. Todos los niños necesitan tiempo para construir relaciones de confianza para poder arriesgarse a cometer errores. El aliento y la presencia de un adulto tranquilizador ayuda a los niños a mantenerse calmados y alerta. Aunque no siempre sea fácil comunicarse con los niños neurodiversos, todos los adultos en la vida del niño deben esforzarse por descubrir sus intenciones e ideas. El primer paso es construir una relación de confianza, que le permita al niño sentirse seguro, asumir riesgos y preservar para mostrarnos todo lo que sabe.
CICLO CONDUCTUAL HABITUAL DE LAS CRISIS EN EL QUE SE ILUSTRAN LAS DIFERENTES FASES DE SU DESARROLLO
Este diagrama elaborado por Whitaker (2001), nos servirá de base para comprensión del ciclo conductual de la crisis, en la que será necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:
§ No siempre sabremos cuál ha sido el detonante o disparador de la crisis. Podría ser algo en el entorno de lo que no seamos conscientes, pero también un sentimiento (p. ej., miedo) o un pensamiento (p. ej., la persona esperaba con anhelo una cosa que finalmente no sucede).
§ El que una persona reaccione o no ante un disparador (p. ej., que se dirijan a ella de manera hostil) y la intensidad con la que lo haga puede variar de un día a otro o en función de su estado.
§ Muchas veces la crisis es el resultado de un cúmulo de circunstancias que se van acumulando y que cuando sucede <<la gota que colma el vaso>> desbordan desencadenando la conducta que nos preocupa (p. ej., el estrés acumulado durante la jornada escolar podría estallar en casa tras una demanda insignificante).
§ En ocasiones, la crisis puede estallar de repente sin casa ninguna o ninguna señal previa de que la tensión de la persona está aumentando.
§ Pueden existir <<falsas alarmas>>, pero que podrían estar indicando que la tensión se está acrecentando.
A continuación se resumen algunas estrategias útiles en función de la fase de agitación en la que se encuentre la persona (Whitaker, 2001):
FASES | ESTRATEGIAS |
Desencadenante | - Eliminar la causa (o retirar a la persona de la situación) - Tratar la conducta como una forma de comunicación - Distracción, desviar su atención - Aprender a hacer frente al estrés |
Intensificación | - Recordar las recompensas - Recordar las normas - Evitación 1: Proporcionar oportunidades para relajarse - Replantear la demanda - Evitación 2: Cambiar de orientación - Calmar la situación |
Explosión | - Despejar la zona 1: despejar el entorno - Despejar la zona 2: proteger a las otras personas - Conseguir ayuda - Ofrecer respuestas de baja intensidad - Intervenir físicamente |
Recuperación | - Proporcionar espacio - Volver a la normalidad - Volver a realizar demandas - Conversar sobre lo ocurrido - Cuidarse a uno mismo |
En términos generales, en una situación de crisis el objetivo principal en las fases desencadenante y de intensificación será tratar de calmar la situación, en la fase explosión, minimizar los daños y en la de recuperación, ayudar a la persona a restablecerse y recobrar la seguridad. Para afrontar las situaciones de crisis el adulto deberá tratar de mantener la calma mostrando un estilo de baja intensidad o activación, para proporcionar seguridad a la persona y ayudarle a regresar a su estado habitual (basal).
BIBLIOGRAFÍA